Francia Medina | Universidad Central de Venezuela | |
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Martes 12 | 14:00-14:45 | Sesión sobre documentación y revitalización | |
Sala E. Rivet, ISH (4to piso) | |
Abierto al público |
La lengua mapoyo [ISO 639-3: mcg], denominada por sus hablantes como mopwe (Villalón y Granadillo 2000), también ha sido confundida con el nombre wanai en reiteradas referencias etnográficas al pueblo indígena bajo esta designación, y que han sido asumidas para la lengua (Henley 1975, Mosonyi y Mosonyi 2000, Muller 1975, Perera 1992). Sin embargo, la designación wanai parece ser errónea, dado que la autodefinición establecida por la propia comunidad desde 1982 y hasta la actualidad es únicamente mapoyo, y así mismo se extiende hacia la lengua (Villalón y Granadillo 2000, Scaramelli y Tarble 2008). El mapoyo probablemente era hablado en un territorio considerable de la ribera derecha del Orinoco Medio, tal y como se interpreta de los reportes en las fuentes etnohistóricas de los siglos XVIII y XIX (Gilij 1965, Gumilla 1963, de Humboldt 1991), que reportan presencia de los indígenas mapoyo desde la ribera sur del río Suapure hasta la ribera norte del río Parguaza (Municipio Cedeño, Estado Bolívar). Diversos factores sociales de índole política, económica y religiosa influyeron de manera negativa sobre la permanencia de los mapoyo en sus territorios ancestrales, a pesar de la ausencia de estudios se puede inferir que la transición cronológica hacia el siglo XX fue un proceso de asimilación étnica y lingüística que dio como resultados: 1. La disminución demográfica drástica, 2. La reducción sustancial del territorio ancestral, y 3. El bilingüismo pasivo que provocó que dejara de ser una lengua funcional (Villalón 2007). En 1996 solo había tres (3) hablantes del mapoyo, todos pertenecientes a una misma familia de origen, cuyos padres practicaban la lengua en su habla cotidiana (Autora 1997). Los hablantes de esa última generación que en principio no era bilingüe, lamentablemente han fallecido y actualmente quedan tres (3) semi hablantes que son descendientes directos de los hablantes referidos, con dominios diferentes de la lengua. Prácticamente se cuenta con una sola persona mapoyo que tiene dominio de la lengua, siendo imposible estimar la erosión en el sistema morfológico y sintáctico.
Esta situación fue divisada desde finales del siglo XX y ocupó el centro de preocupación por parte de algunos lingüistas venezolanos; en 1996 se iniciaron trabajos de investigación y proyectos de descripción y documentación fonética, fonológica y morfológica (Autora 1997, Granadillo 1997, Villalón 1996, 1999, 2003, 2007, 2007a). En 2004 surgió la primera propuesta de revitalización basada en la inmersión lingüística (Autora 2004), luego se estableció el acompañamiento a los maestros indígenas de la comunidad con el apoyo de la producción de materiales didácticos y la primera propuesta práctica para la escritura con carácter experimental (Villalón 2003, 2007). Los esfuerzos de revitalización se centraron en las actividades escolares dirigidas por los maestros que habían sido entrenados en talleres intensivos de lingüística para indígenas, con la participación del único semi hablante con disposición a trabajar durante los últimos años. A finales de 2013 surgió una propuesta de investigación para documentar y revitalizar la lengua basada en un programa maestro- aprendiz (Granadillo 2013). En junio de 2014 se presentó en la comunidad un proyecto de nichos etno-lingüísticos dirigido a niños en edad de educación inicial (González-Ñáñez 2014). La contribución de esta presentación es triple: 1) re capitular el proceso de amenaza y pérdida lingüística de la lengua mapoyo, 2) revisar los aspectos teóricos y metodológicos en que se han basado las distintas propuestas de revitalización, y 3) reflexionar sobre la situación actual de la lengua mapoyo ante el contexto de propuestas y planes de revitalización lingüística y salvaguardia cultural.